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Aventuras y desventuras de una Gran Cacho de Perkins

26/2/14

Bueno, sólo decir que el post anterior lo empecé hace la torta de tiempo y lo acabo de descubrir como quien dice en los recovecos del blos, me ha parecido importante publicarlo. Espero poder seguir escribiendo de forma normal muy pronto y terminar ya con las cosas más serias, que no son el objeto de este blos sino el divertiros un poquillo con más assurdeces de la vida diaria.
Y bueno, para que merezca la pena este post, fotos assurdas de los meses pasados sin vosotros: 

ardilla de guerra vienesa

flowers de despedida de mis peques

Hace cuatro entradas era adviento. Después fue antes del verano y no escribí más. Ahora ya es casi adviento otra vez. Es que me estoy haciendo mayor...

Después de que Miliki se despidiera de esta vida el día de mi santo, me paré a pensar. Cuánto tiempo hace que mi abuelo se fue. Hace ya más de un año, cómo pasa el tiempo. Naturalmente, me acordé aquel día de octubre en que un año antes yo iba por las nubes volando para verle la última vez y él probablemente pasó a mi lado lanzándome un beso desde el aire. Él subía, mientras yo bajaba. 

Por unas horas, no volví a verle con vida, a aquel chulapo con planta de jefe de clan gitano que gritaba "Ah de la casaaaa!!" cada vez que se pasaba a vernos durante su paseíto matutino para ir a por el pan. Le recuerdo taconeando un poquito cada vez que corríamos a darle un beso, le recuerdo metiéndose con mi padre y regañando al perro que se flipaba queriéndolo saludar y se le subía a la pierna aquella tan negra de varices que se le había quedado de su época de fumador. Él, con su boina que le regaló mi madre que le quedaba como si no hubiera llevado otra cosa en su vida y hubiera crecido en el pueblo. 

Lo que le gustaba, lo del pueblo. Y eso que se jactaba de ser "de Madrí"; era la persona más "chula" y con más deje de Madrid que he conocido jamás. Pero se sabía todos los chismorreos del pueblo; se los sonsacaba a la estanquera, a la farmacéutica, al panadero, al de los churros... Se leía el periódico local como si conociera a todas las familias del pueblo, se sabía quién era éste o aquél, era el primero que se enteraba de cuándo iban a inaugurar cualquier cosa, cuándo iban a empezar las fiestas, dónde iban a poner los nuevos garitos, la última discusión sobre el futuro de la cañada romana... No se andaba con chiquitas, y ya había discutido con algún que otro lugareño y se negaba a ir a su tienda o a pasar por su local. 

Había sido toda la vida un fiestero. Recuerdo hace años cuando solía irse con el grupo de "los viejos", como él los llamaba (es decir, el Inserso), y yo sabía que iba a estar por la noche en el baile de la plaza, cuando eran las fiestas. Siempre, siempre me pasaba por allí a saludarle y a bailar un pasodoble con él, uno de los grandes placeres de mi vida, aún a riesgo de tener que pasar luego de brazos en brazos de sus "colegas", ávidos por poder bailar con una muchachuela. Y cómo le brillaban los ojos cuando bailábamos y les iba diciendo al pasar aquello de: "Mira, Fulano, qué nieta tengo!". 

Y es que le encantaba fardar de nietos. Me acuerdo de una vez al entrar al autobús de Galapagar a Madrid, que estaban él y mi abuela sentados delante, y cuando fui a pagar me recibió un grito de "MIRE!!! Esta es nuestra nieta mayor!!! ESTAAAAA!!!" a diestro y siniestro, hasta tuve que saludar a todo el autobús como si fuera una reina o algo para que se quedasen a gusto. Mi abuelo, coleccionando las medallas de mis primos (mucho más deportistas que yo, claro) o de mi hermano, o mostrándonos por aquí y por allí ("mira qué guapos son"), o exagerando a más no poder: "Mi nieta habla alemán" le dijo a una alemana en la playa, cuando yo contaba con apenas 10 u 11 años y había aprendido lo más básico para reconocer el idioma... él todo inflado como un pavo real y yo capeando el chaparrón, mientras la alemana me hacía toda clase de preguntas a las que yo sólo podía replicar un tímido "Ja" o "Nein". Pero, para él, yo sabía alemán que me las pelaba.

Cuando se enteró de que me gustaban las sevillanas, me compró inmediatamente un "best of" de música de sevillanas y le dijo a mi tía Lili que me enseñara a bailarlas una tarde que estaba de visita. Ella consiguió enseñarme la primera, sólo, pero a él no le importaba y hasta años después que aprendí el resto, me pedía que le bailase unas sevillanas y se veía la primera cuatro veces, encantado de la vida. 

También era un poco cabezota, todo hay que decirlo. Como se le metiera una idea en la cabeza... Y además le encantaba chinchar a la gente, con lo cual a veces era mejor quitarse de enmedio y dejar que se le olvidase la idea que se le había ocurrido para pinchar. Como cuando se me quedaba mirando atentamente y me decía "Chiiiica, se te está poniendo cara de alemana". Cómo me rebotaba eso. Pero como le diera por ahí, ya sabías lo que te tocaba. 

Leía... no, devoraba libros. Había trabajado en una editorial (ay, qué de libros de Barco de Vapor le tengo que agradecer...) y tenía, en aquel entonces, esa uña super larga para levantar las piezas de las letras que en aquellos tiempos era todo un enigma para mí. Y no tenía freno: se leyó incluso la saga de los vampiros, ésa de las pelis.  A mí me hacía mucha gracia pensar en mi abuelo leyendo historietas de adolescentes, pero ya con la inercia se niqueló los 4? 5? libros. Para ver qué pasaba.

Me encantaba hacerle reír. Le contaba mis historias, mis anécdotas assurdas, y él se partía la taba. Una vez me tuvo que llevar al dentista pq se me había roto el aparato del diente, y cuando iba mellada por la calle me silbó un motorista. Cuando le sonreí y casi se cae de la moto, el que mejor se lo pasó fue mi abuelo. Seguía riéndose mientras yo le decía que no era plan, silbarme cuando iba yo tranquilamente con mi abuelo por la calle... "Hay que ver, qué ideas tienes..."

Y cuando le llamaba desde aquí, me preguntaba siempre qué hacían mis alumnos en clase, y yo le tenía ya preparado un resumen de las mejores jugadas y casi podía verle sonreir a través del teléfono, mientras decía su frase "qué bárbaro, chica", o "Qué fenómeno". También le gustaban muchísimo las rancheras y las telenovelas por el acento de los distintos países sudamericanos, y yo me ponía a imitarlos cuando hablábamos o le cantaba mi ranchera preferida y hacía, en fin, cualquier chorrada para que se riera. Cuando iba a verles a su casa y mis abuelos estaban viendo la telenovela que tocase, no dudaban en deshacerse en explicaciones de quién era el malo malísimo y lo que había sufrido la pobre protagonista, y se nos pasaban las horas volando. Ahora no puedo escuchar ni la melodía de aquellas que vimos porque se me saltan las lágrimas... 

Probablemente, la mayoría de vosotros tenéis también historias y anécdotas de vuestros abuelos. No quiero poneros tristes, pero hoy me he acordado porque cuando hice la comunión, me llevó a la Casa de Campo, me compró unas pipas y me metió en los coches de Feria de San Isidro mientras sonaba "En el coche de papá". Se lo debía, quiero que quede escrito cómo era, quiero volver a aquellos momentos, los buenos y los no tan buenos, pues yo sólo de esta forma puedo devolverle al mundo aunque sea un poquito.

... lo recuerdo con sus gafas y su pinta de jefe de clan gitano, cuando volví del entierro de mi otra abuela y me pasé por su casa, y me cogió la mano y me la apretó muy fuerte, y nos miramos largo rato a los ojos mientras él me decía en silencio lo que jamás, jamás habría pensado que pasaría así de pronto: "puede que sea el siguiente". Lo veo en la puerta de su casa un par de a
ños más tarde cuando me despedí de él por última vez después del verano: "Vuelvo en octubre, abuelo, no falta nada"- "Qué bien, qué bien"

16/7/12

Ya es verano!!!!!!!!!!

... y aquí estamos a 16 grados, lloviendo sin parar. Creo que el verano sólo vendrá cuando yo me haya ido, cosa que va a pasar el próximo jueves. Y aquí estoy, sin poder dormir ni decidirme por si me alegro de ir o si me cabreo por no haberme ido antes. 

La situación antes de volver a casa es siempre un poco tensa: tienes que dejar las cosas bien arregladas aquí, cosa que no es tan fácil teniendo en cuenta el caos de las últimas semanas del curso, en las que todo se deja "para más adelante, que tendré tiempo con las vacaciones". Y las vacaciones llegan y maldita la gracia que te hace tener que arreglar todo eso. 

Por otra parte, está la tensión de dejarse al Chiquitín aquí solito. Pero es que está currando, casi todo el día, cuando llega no es que tenga muchas ganas de hacer nada ni que esté especialmente de buen humor, y no hace más que llover. Él no lo entiende y se toma mi huída casi como una traición, pero tampoco hace propuestas para un mundo mejor, así que yo hago mutis por el foro ("haz lo que quieras", pues vale), si bien no inmediatamente pero eso no se tiene en cuenta a la hora de condenar a la acusada a varios días de hombre mohíno 100%.

El post anterior es una de esas cosas que he ido dejando "para cuando tenga tiempo". Lo empecé a escribir cuando publiqué la parte I, pero ya veis. Imaginaos si me pasa eso con un assurdo post, lo que será con los papeles de mi cuarto, la casa en general, las quedadas con gente... Es un sinvivir, y eso que no tengo niños.

Luego también me tengo que acordar de llevarme todo lo que me quería llevar, que en medio año se van acumulando cosillas assurdas que una se quiere llevar y luego no sabe dónde ha metido. Por otra parte, la ropa es siempre un lío (qué tengo allí, qué me llevo, qué les puedo robar a mi madre y a mi hermana...??). Los zapatos me traen por la calle de la amargura, siempre me llevo los que no necesito y me dejo los que me habrían venido de perlas. Tampoco es plan de llevar la maleta llena, pq entonces no tendré sitio de llevarme otras cosas que me tengo que ir llevando, como apuntes, libros, fotos... lo que menos pesa, vaya.

Todo esto se hace bola en mi cabeza cuando me voy a la cama. A veces, estoy muy cansada y me da todo igual. Pero hoy justo he dormido una siesta monumental (tensión con mi chico por mi alta traición, se nos ha roto una ensaladera y se ha convertido en un gran drama, llueve afuera y no puedo salir, dolor de cabeza...) así que es ahora cuando me acuerdo de todo el embolado.

En fin, de todas maneras, una amiga y yo hemos decidido ir mañana a la pisci. Cubierta y calentita, claro, pero pisci. Íbamos a ir el viernes, pero otra amiga no podía y nos pidió cambiarlo al lunes, y ahora no puede de todas maneras. Cosas de las amigas en estas edades. Pero nosotras nos vamos a ir, y yo le he hecho jurar y perjurar a la otra que allá donde vamos hay piscina con burbujas y que nos dejaremos burbujear como señoras. A ver si así me viene al menos un poco de feeling de vacaciones.

Y después de escribir todas esas assurdeces, sigue sin venirme el sueño. Bueno, voy a ver si subo un par de fotos, que llevo desde los carnavales queriendo subirlas. Otra chorrada más que podré dejar lista hoy ;)
Hasta pronto a todos!!
Así me ha ido la última semana... (parte II, exámenes en Frankfurt, también llamada mission impossible)

Recordemos: el sábado me acosté a las 5 de la mañana después de estar 9 horas haciendo de Cleopatra por los pueblos germánicos, en mitad de la nieve, los grados bajo cero y las rondas de cerveza.

Bueno, pues el domingo mi querida no-suegra no tiene otra ocurrencia que abrir la puerta a las 10 para preguntarnos a qué hora queremos que nos despierte. Y digo yo, no puede aclarar ese punto el día anterior? Es tan difícil pensar que, evidentemente, no queremos que nos despierte a las 10 de la mañana? Después de esta alegría corporal que te entra en ese momento, pues no te puedes dormir así como así, pero yo lo intento. A eso de las 11:30 nos despierta (esta vez oficialmente) y yo me levanto, cosa que S no es capaz de hacer por "problemillas técnicos" que supongo tendrán algo que ver con una cervecilla en mal estado, o quizá la media botella de Jägermeister del día anterior...

La comida es a las 12 y yo tengo que coger el tren a las 14, la cosa va bien. S renuncia a comer por dormir un poco más y yo voy recogiendo todo poco a poco. Poco antes de las 13h hay que despertarle porque a las13:15 van a venir a recogerle. Y, efectivamente, aparecen Aragorn, hijo de Arathorn, y Tarta de Fresa para llevarse al muy hecho polvo Gandalf el Gris al desfile, y yo me voy a coger el tren. Todo va bien y poco después de las 8 de la noche llego a Darmstadt, donde un alma caritativa recoge lo que queda de mí en la estación y me lleva a su casa para que pueda repasar un poquito más y estar puntual al día siguiente a las 9:00 para hacer el examen.

Lunes. Después de dormir lo que a mí me parecieron 20 minutos, cogí el tranvía a las 7:11 y llegué sin contratiempos poco después de las 8 al lugar de los hechos. Lo que no me podía imaginar es que cuando ya me tocó coger mi examen, va la mujer del tribunal y me dice: "Gramática I? no, hoy no tenemos ningún examen de gramática". CÓMOOOOOO?!?!?! Pues déme un examen al azar que yo he venido hoy a hacer una prueba escrita y me hago la que sea!!!!

"Espérate que les demos a todos su examen y ahora miramos lo que pasa con el tuyo". Yo ya con una desesperación patente me vuelvo a mi sitio en el pasillo y cuando todos pasan descubro con estupor que he mirado mal el calendario, que no es la primera semana de exámenes sino la segunda, y que mi examen es a las 16h. No está mal, tengo un par de horas más para estudiar, suponiendo que encuentre algún sitio en el que meterme desde las 9 hasta las 16h, claro, porque la que está cayendo no es como para pasear por la bonita ciudad, que se te hielan las pestañas cada vez que pones un pie fuera. Evidentemente, en el centro de exámenes no se puede uno quedar, aunque las malas lenguas hablan de una biblioteca en el piso de arriba que ya pertenece al campo de la leyenda, esto es España (al menos ese edificio) y lo más ilógico sería tener esa biblioteca abierta para los pobres estudiantes que vienen a los exámenes, claro. Además, veo que el examen del día siguiente también es a las 16h, una lástima que por primera vez en mi vida he comprado un ticket de oferta de la Deutsche Bahn y que sea para las 13:23, no?

Con todo el dolor de mi corazón vuelvo a la estación, cambio mi billete por otro que ya no está de oferta y me cuesta 88 lauris más, y me voy a dar un voltio por Frankfurt, a -5°C. Tras un par de aventuras que no merecen mención aquí, me meto en la biblioteca de la ciudad y estudio hasta que se hace la hora de realizar el susodicho examen, que en esos momentos ya me da bastante lo mismo. Lo hago, cojo el tren, vuelvo a Darmstadt y lo único que quiero es que me den veneno que quiero morir... tengo que empollarme todo el examen del día siguiente y estoy muetta.

Martes: me levanto con el alma caritativa de la casa, me tomo un barreño de café recién hecho, él se va a currar y yo estoy lista para seguir estudiando. He dormido un poco más que la noche anterior pero mi cuerpo serrano no se da por enterado. Al final consigo quedarme con alguna que otra cosilla de la asignatura y me dispongo a volver a Frankfurt, esta vez segura de la hora de mi examen. Lo hago como puedo, salgo corriendo y me pillo un tren que me deja en mi casa a eso de las 11 y pico de la noche. Allí me encuentro en mi habitación todas las cosas que le di a S para que me las trajera a casa perfectamente alineadas. Me preparo la mochila para el próximo día, me acuesto dos seguntos y...

SUENA EL DESPERTADOR! Bueno, sólo tengo que sobrevivir 3 días de completo caos en la escuela, terminar de estudiar para la tercera en discordia que voy a hacer el sábado, y esperemos que llegue rápido el domingo... en esos pensamientos estaba el jueves comprando el billete para el sábado: el examen de reserva es a las 9, así que tenía que coger el tren a horas intempestivas de la noche del viernes, pero ¿¡qué no hará una por la UNED?! Llega el ansiado día (o mejor dicho, noche) en que tengo que finiquitar la época horrible de los "exámenes de febrero", me levanto a las 4 de la mañana para coger el tren a las 5... y, una vez en la estación, me doy cuenta de que NO TENGO MI TARJETA DE CRÈDITO! Como si lo estuviera viviendo en un sueño, me doy cuenta de que el jueves anterior me compré mi billete en la máquina de dentro del "centro de viajes" de la DB y que no recogí la tarjeta!! no, no, recuerdo perfectamente haber cogido el billete y NO la tarjeta!!! vaya toalla!!! En esta tesitura a las 5 de la madrugada un sábado en una estación del oeste alemán no hay nada que hacer: no existen encargados de la estación, ni seguratas, ni personal alguno de la estación que pueda abrirte el garito para rascar desesperadamente en la máquina y ver que no, que tu tarjeta no está, que alguien se la habrá llevado...

En fin, que al ver que no puedo hacer nada con o sin personal de la estación, me meto en el tren y cuando viene la revisora, le cuento mis cuitas, con lo que ella intenta contactar con el personal de la estación (sí hombre, ahí van a estar, esperando tu llamada) y al final me da el número de anular tu tarjeta. Lo más divertido es que mientras la anulo pienso que da igual anularla, a estas alturas les ha dado tiempo a dejarme sin un triste céntimo de euro en la cuenta... no obstante, yo la anulo desde el tren, y en ese estado de nervios sigo hasta Frankfurt. Allí me dan el número de la estación de Bochum pero nadie lo coge, así que me voy al examen viviendo sin vivir en mi. 

Ni sé cómo lo hice. El caso es que al volver ya pasé de llamar y cuando llegué a Bochum a eso de las 3 de la tarde, sin dormir, sin comer, con una desesperación visceral y ganas de echarme a llorar en cualquier esquina, me puse en la cola para preguntar por mi añorada tarjeta. Allí miran, remiran; buscan, rebuscan y me dicen que no está. Claro, cómo iba a estar, desde el jueves... Me dicen que en todo caso pregunte a los de objetos perdidos en la vía 3, y yo vuelvo corriendo a la vía 3 y le pregunto al soldadito de plomo que está allí sentado si alguien le ha dejado una tarjeta como la mía en un acto de benevolencia y amor al prójimo máximos. Él dice que no, que ese día no, y yo le digo que fue el jueves (vergüenza). Él me pregunta el nombre, llama a un compañero y... voilá!!! de repente tienen mi tarjeta. Me dicen que espere abajo que me la traen y yo bajo profundamente agradecida y con confianza renovada en el Género Humano. Y sí, allí me la traen, la tarjeta. Me dicen que se acordaban por el bonito nombre (jejeje, me lo dicen siempre).

En fins, que después de todo este rollo, parecía que el drama había acabado... pero NO! la emoción continúa con la publicación de las notas. Me salió primero la del primer examen: un suspenso como una catedral, que no tanto tuvo que ver conmigo sino con la forma de corregir del sujeto-profesor en cuestión, que es un poco cab... y si se encuentra algún error en las primeras dos preguntas, deja de corregir. Así me evitaría yo también mucho trabajo, pero bueno. Sale la siguiente nota, y es la del último examen. Un 6. Bueno, para el estado de nervios y catalepsia que tenía encima, tampoco se puede pedir más. Y ya no salen más notas. Yo esperando, esperando y esperando a la tercera en discordia... y nada. Al final, cuando veo en el foro que a mis compañeros les ha salido a todos la nota, ya me empiezo a mosquear y llamo a la profe al despacho. Sorprendentemente, la pillo allí y ésta es su respuesta: "Sí, ya las he publicado, pero es que yo no tengo su examen". ¿Cómo por el amor de Dios ha podido pasar que se pierda única y exclusivamente MI examen? Yo super desesperada le intento hacer comprender a la mujer que si ha corregido el examen de mi compi en Frankfurt, también tiene que haberlo hecho con el mío, ya que iban los dos en el mismo sobre... Ella promete buscar y llamar en un rato... y cuando lo hace me dice que nada, que no lo encuentra por ninguna parte, que se ha perdido y que escriba a la facultad para ver si me repiten (COMOOOOOO???) el examen o qué. Yo cuando cuelgo sopeso la posibilidad de tomarme un cubata a las 11 de la mañana y, cuando justo estoy a punto de atacar el mueble-bar, vuelve a sonar el teléfono: "Lo encontré!!! estaba debajo de unos papeles que...". Menos mal. Ya sólo me faltaba. Gracias a todos los Santos al final tengo otro 6. No es para echar cohetes pero menos da una piedra. 

Y esta fue la locura de febrero. No he tenido yo época de exámenes más caótica, y ya es decir. Menos mal que el balance no ha estado del todo mal, pero se podían haber torcido muy requetetorcidas, las cosas.

PS.: los de junio han ido bastante mejor. He podido subir la nota con los otros parciales. No se me ha perdido nada por el camino, no me he saltado la hora del examen, no me han perdido ninguno, mi cuenta sigue ahí y mi tarjeta en pleno funcionamiento... qué mas se puede pedir? Bueno... ya que estamos... que la parcial que tengo que hacer en septiembre me salga bien, por favor, que sólo me queda ésa y termino la carrera... Lo que sí creo que no volveré a hacer es lo de los carnavales. No está una a lo que está.

21/2/12

Así me ha ido la última semana... (Parte I, finde carnavalesco)

... porque los últimos 6 meses no os los puedo contar todos!! Baste decir que la vida sigue a pesar de los reveses y que hemos tenido bastante que hacer para readaptarnos a las nuevas situaciones que el año pasado nos tenía reservadas. Y entonces, llegó la semana pasada, o mejor dicho, el fin de semana anterior a esa semana:

Primero habéis de saber que hay un pueblecito en Alemania que casualmente es donde mi amor fue al cole, donde son unos adelantaos y celebran los carnavales una semana antes que en el resto del globo. Pero no sólo la juventud lo celebra, no, sino que se bloquea el centro y padres, hijos e incluso abuelos salen a la calle vestidos de aquella guisa para celebrar el momento como si no hubiera mañana y como si se hubieran vuelto todos locos. Ese fin de semana viene a ser como las fiestas de Galapapeich, adonde todo el mundo va (sobre todo a partir de ciertas edades) a ver al resto de gente que no ha visto durante siglos, y donde nunca se sabe lo que puede pasar. Evidentemente, estos carnavales son un punto de encuentro casi obligado para todos aquellos que se saltan o no pueden ir al resto de las quedadas, para ver a antiguos amigos y ponerse al día de las novedades. Lo malo es que viene siendo normal que coincida justo antes de mis exámenes de la uni, y esta vez justo, justo antes: el sábado era la mega fiesta, el domingo el desfile y el lunes, el martes y el jueves mis exámenes. No obstante y viendo la ilusión con la que S preparaba sus disfraces y complementos, no me quedó otra opción que plantearme la cosa desde una perspectiva relativista y pensar que bien puede una ir a la fiesta si el resto del tiempo está estudiando. Así que confirmé mi asistencia y el viernes después de todo el día trabajando nos hicimos "a la mar". Dos horas más tarde llegamos a casa de mi suegra, cenamos y yo cogí aplicadamente los apuntes y... casi me duermo. "No pasa nada, me acuesto hoy pronto y mañana me levanto para estudiar", pensé yo.
Al día siguiente me levanté relativamente pronto, me puse con los apuntes y el café y estuve hasta las 12 estudiando, momento en el cual teníamos que comer. Me metí la sopa, la carne y las verduras y otra vez estudiando hasta el Kaffee und Kuchen a las 15 h. Después continué hasta las 18 que había que cenar para no ir a la fies con el estómago vacío; me puse 300 capas de ropa debajo de mi túnica-saco egipcia y a las 7:30 estaba yo toda preparada cual Tutankamon para salir a darlo todo.
En el primer bar, donde se supone que quedamos para empezar puntualmente a las 8 a cargarnos todas las reservas de cerveza del pueblo en cuestión y de los aledaños, nos encontramos ya con un número considerable de los nuestros: yo llegué con un pirata y un jugador de baloncesto afro de los 70 y me encontré con otros dos piratas, César, un alien, un Disco-Stu, una tigresa, un chef francés, un bávaro, un indio y un caballero medieval. Empezaban las rondas cuando llegaron un grupo de piratas y no sé cuántos más disfrazados de "carnaval" en sí, porque entre tanta peluca y tela de colores no se sabía muy bien si había otra motivación temática. Al final acabamos siendo una horda de gente que sabíamos que al final nos íbamos a perder mal que bien entre todas las carpas y bares que había que visitar, así que empezamos la "vuelta al pueblo", en la que hay que tomar al menos una ronda en cada barra, como quien dice. Al principio la cosa iba bien pero luego se fueron disipando las mentes y al final quien más, quien menos bailaba con una nebulosa alcohólica importante. Yo dejé de participar en las rondas a eso de la cuarta carpa, ya que al día siguiente me tenía que recorrer 600 km de norte a sur para ir a Frankfurt y estar preparada y dispuesta para los malditos exámenes. Además, me había procurado una llave de casa, en previsión del probable caso de que a S le diera igual todo tras el quinto litro y no se quisiera venir conmigo a casa. Eran las 3 de la mañana, quedábamos unos pocos supervivientes en pie (o así) y algunos se habían pimplado una botella de Jägermeister ellos solitos. En vista de lo cual, yo me propuse la vuelta. S me dijo que se venía, que de todas maneras le iban a pasar a buscar a las 13 h del día siguiente para ir al desfile y que no se quería quedar mucho más tiempo. Con lo cual, esperé pacientemente hasta que pudimos convencer al resto de salir de allí, nos encaminamos hacia la salida del pueblo y... el puesto de las pizzas se interpuso en nuestro camino. Claro, después de horas y horas bebiendo, a quién no le apetecen unas pocas calorías y grasa en forma cuadrática a la solera de los -10 grados que debía de hacer a esas horas en esa latitud...? Una vez incrustada la obligatoria pizza en los ya de por sí maltratados estómagos, continuamos nuestra penosa marcha en busca de un taxi... no, porque en último momento vimos unas carpas que no habíamos recorrido en las que puede que se escondiera algún que otro conocido al que aún no habíamos visto y había que pasarse a mirar. Yo dije que me piraba al taxi pero S insistió diciendo que era un momentito y que después nos iríamos todos juntos... fue pisar la pista de baile de la primera carpa y pillarse otra ronda de cerveza, los chavales (que ya sólo eran 2 más).
De repente, el DJ de la última carpa gigantesca dice: "Lo lamentamos, pero la policía acaba de pasarse y tenemos que cerrar el chiringuito" (trad. libre). Aún estábamos nosotros bien dentro del meollo y yo veía cómo hordas y hordas de gente se iban poco a poco en busca del taxi salvador que los devolviera a sus casas, lo malo es que los nuestros no se movían. Yo ya un poco nerviosa, sugerí que nos moviéramos y tras unos segundos de paréntesis procesador de la información, se empezaron a dirigir hacia la salida. Naturalmente, había ya como 300000 personas que estaban esperando a un taxi y andaban en todas las direcciones de manera que era imposible que un taxi libre llegase hasta donde nosotros estábamos (porque aquí la gente no espera civilizadamente en la parada de taxis sino que va a la aventura a cazar el taxi desprevenido en la pampa germánica). Intenté explicárselo a mis acompañantes con buenas palabras pero no estaban receptivos e intentaban parar a cualquier coche, daba igual si era un taxi o no. En esas estábamos cuando nuestro amigo el César, que se había despedido hacía más de media hora porque estaba "cocido", hizo una entrada espectacular en la rotonda cayéndose sobre un seto todo lo largo que era. Entre risas explicó que llevaba todo el rato intentando encontrar un maldito taxi, pero nadie lo recogía. Esto pareció convencer a los chavales, que decidieron ir a otra parte del pueblo a probar suerte. Menos mal! Al fin llegó un taxi-bus y pudimos subirnos todos y llegar a casa más o menos a salvo. Lo malo fue que entre unas cosas y otras ya eran las 5 de la mañana y yo al día siguiente, si cabe recordarlo de nuevo, tenía que recorrerme 600 km para ir a un examen...

31/8/11

Mi primera batería

Holasss... como viene siendo habitual, masombro cada vez que me da por escribir de lo mucho que he tardado... y es que desde adviendo ha llovido y llovido mares, lo siento pero sólo minspiro, como también viene siendo habitual, en estados de insomnio máximo, como es el caso hoy. Por qué será?? será el cambio de temperatura?? será este nudo que tengo en el estómago?? o quizá sea la vejiga, enemigo acérrimo en las noches de vigilia...? Puede que sea, incluso, el tanque de café que me he tomado en casa de A. mientras esperaba al técnico... pero vayamos por partes.

Resulta que ya he vuelto de mi estancia estival en nuestras soleadas tierras. Los que me vieron lo saben, los que no, lo siento porque tampoco me he esforzado yo mucho en mover mares y montañas por situaciones familiares que no vienen al caso aquí, pero que me venían necesitando más que para un café prófugo en vete tú a saber qué rincón de la Comunidad (o de otra, que ya ni de fronteras entiendo cuando quedo con los colegas, jejeje). En todo caso, todo el que lo ha intentado me ha visto de una manera u otra. Y el que no, pues ya en las próximas vacaciones veremos qué puede hacerse, que hay más días que nebulosas en el cielo (has visto, T., cómo aprendo de tus conferencias nocturnas???).

En fins, pues en regresando del airport con nocturnidad y desesperación, me comenta mi queridísimo que cuando ha ido a coger MI coche para venirme a buscar (después de no haberlo meneado en 3 semanas), que no arrancaba. Así, como información de fondo. Y yo, que había dejado la susodicha máquina hecha un pincel aparcadita en nuestra calle y niqueladita toda, me revuelvo y le digo: "QUEEEEE???", y él: "Que no arranca, que te debes de haber dejado algo encendido pq se le ha ido toda la batería" (N. del T.: traducción un poco libre). Yo, algo encendido??? Podría ser de haberse tratado de un día cualquiera, que lo voy a coger al día siguiente y me dejo... no, vamos, ni de coña, no me dejo nada encendido, que más de una vez he vuelto al lugar del aparcamiento sólo para asegurarme de que lo había cerrado, de que había apagado la radio o cualquier otra cosa, en plan obsesivo... y menos cuando me voy a ir un par de semanas a casa: lo miré y lo remiré antes de dejarlo, y cuando volví a pasar a pie lo volví a remirar...

Pues nada, que no arranca. Lo único que se me ocurre es el pilotito que se enciende y se apaga en la radio cuando quitas el frontal... pero eso no debe ser ná... medio voltio cada cinco días o algo así... Bueno, pues voy a tener que llamar a los del ADAC para que me lo arranquen. El ADAC es el RACE alemán, del que soy miembro desde que pisé una autoescuela, por si acaso. Es algo más caro que si no tienes nada, que suele ser mucho más barato, pero como la mentalidad alemana a veces te cala hondo y todos pertenecen a un clus de esos del motor, pues hala, yo también. Además, la asistencia en carretera es algo que tengo la impresión de que no me va a sobrar en mi vida de Telma (o Louise, según).

Así que me preparo psicológicamente para llamar al servicio en carretera (lo que duró dos días, es que hacía un web que no cogía el coche!!! Bueno, vale, a lo mejor soy una acojoná, o como dirían los alemanes, un conejo miedoso, que ellos en lugar de palabrotas tienen nombres de animales totalmente inofensivos), y voy y les llamo. Como me van a decir que mueva el coche para que se recargue la batería, pues llamo a mi amiga A. que se va a ir dentro de un par de días a casa y así la veo un rato, y me bajo al coche. Todo muy organizado, me piden los datos, me preguntan dónde estoy, me repiten mi número de teléfono al que el técnico va a llamar cuando esté a 5 min del lugar para que no tenga que esperar en el coche... todo muy bien. El buen señor tarda un poquito, pero qué te esperas de un técnico, por muy alemán que sea. Además la señora de la centralita me ha dicho que en no más de una hora tengo al hombre aquí, y así ha sido, así que no me quejo. Un poco seco, por otra parte, pero qué te esperas de un alemán, por muy técnico del ADAC que sea ;)

En fins, que me recarga la batería y me dice que muy bien puede haber sido de tener el coche tanto tiempo con la lucecita ésta de la radio puesta, pero también me viene a insinuar que puede ser que haya puesto mal la radio y que he confundido las fuentes de alimentación (cosa que S., cuando hablo con él, me desmiente vehementemente, no en vano es él el experto en electricidades y aparatos de HiFi y me lo ha puesto bien seguro segurísimo!). El resultado es que me comenta que mínimo 45 min tengo que ponerme a dar vueltas con el bólido por las calles de la cuenca del Ruhr, y a ese cometido me entrego con toda tenacidad. Como hasta casa de A. sólo tardo 30 min, y eso parando en todos los semáforos aun cuando estaban en ámbar, la recojo allí y nos vamos a dar un voltio por el centro de Dortmund, para ver si ya me da menos canguelo callejear por allí sin peligro de aparecer en Lünen, Berlín o Tokyo, que de todo soy capaz. En definitiva, después de una hora escasa lo aparco enfrente mismo de su casa y ya que estoy me quedo a comer.

Tras el obligado café (que puede que me esté afectando todavía a las 2 de la mañana que os escribo esta sarta de assurdeces), me despido decidida a volver a mi casa, dando por supuesto (en realidad, rezando para) que el cochecito arranque. Cuál no será mi sorpresa que... ni un ruidito. Nada. Cero. No arranca, ni amago que me hace. Vaya, pues parece que voy a amortizar la cuota este año. Y les llamo otra vez. El técnico llega algo más rápido que el de esta mañana y me pregunta cuánto tiempo tiene la batería. Yo como una tonta, pues ni idea, si macabo de comprar el coche y venía todo ensartao ya, como quien dice... y él me comenta que por el color de la chisma bien puede tener unos 5 años, y entonces sería normal que se hubiera roto. Yo le comento (como si supiera de lo que hablo, pero en realidad me lo ha dicho S. al teléfono cuando le he dicho la razón de mi retraso) que me temo que a lo mejor pudiera ser también la Lichtmaschine (en español? pues ni idea, primera vez que oigo hablar de semejante pieza), y me la comprueba y me dice que está perfestamente. Me endosa una nueva batería y pretende cobrarme 119 lauris de mi tarjeta, que se defiende con uñas y dientes y se niega a entregarle su chip a la máquina cobradora del señor, así que le toca llevarme a un cajero a que los saque en vivo y en directo. En fins, por las molestias me regala un muñequito de peluche vestido de trabajador concienciado del ADAC y me deja en la mismísima puerta de mi auto. No está mal, me he librado de la parafernalia "llama al taller-pide una cita-déjales el coche-reza por que sólo te encuentren lo de la batería-recoge tu coche etc", y además me han dado un peluche :P Qué queréis que os diga, quien no se contenta es porque no quiere...

Tras una travesía ya exenta de mayores incidentes, llego a mi casa y aparco con la maestría que me caracteriza, apago la dichosa lucecilla de la radio y me voy pensando: "como no arranques mañana, me van a oir los de la asistencia...". Y así es como he incrustado mi primera batería. Ya sé que llevaréis unas cuantas ya, pero es que soy L en eso de los coches y me hace ilusión contarlo. Un besote a todos, una vez que he soltado esto lo mismo puedo dormir y todo ;)

4/12/10

Ya estamos en adviento

... o bueno, hace una semana ya. Con lo cual, tuve que decorar toda mi casa con papás Noeles, campanitas y demás motivos navideños ya el domingo pasado, claro, es que era el primer domingo de adviento, y aquí empieza oficialmente la navidad. Naturalmente, vamos a ignorar el hecho de que los dulces de navidad y papás noeles de chocolate ya están en los supermercados casi desde agosto, por no hablar de las decoraciones y el mercadillo de navidad, que están niquelaos todos a principios de noviembre... pero no, oficialmente es el adviento, no el 30 de agosto, ni la lotería. Y, por supuesto, nosotros tenemos también en casa nuestro "velismo" de adviento, que en casa es solo un centro de mesa con un velón en el centro, pero normalmente es una corona con ramitas de abeto con cuatro velas que se encienden cada uno de los domingos antes de navidad (el primero una vela sólo, el segundo esa vela y otra más, y así hasta el cuarto) y está ahí como centro simbólico de la vida navideña y familiar calentitos en casa, tomando algo caliente y horneando galletitas de navidad. Todo muy bucólico y germánico. Ah, y que sepáis que no vale poner un árbol de navidad con luces de colores, que eso es horrible y no se hace: las luces tienen que ser blancas, como si fueran velas. Con luces de colores parece eso una discoteca, no un árbol sagrado del espíritu de la navidad...

Al adviento le sigue el primero de diciembre, que es cuando todos los niños (y los no tan niños) reciben su Weihnachtskalender, un calendario con ventanitas en los días, y se va abriendo cada día una ventanita con el número del día y detrás hay una sorpresa, normalmente chocolate. El calendario dura hasta el día 24 (que es cuando se reciben todos los regalos, cosa que no está mal para disfrutar de ellos en las vacaciones...), y normalmente el último regalo es EL regalo de navidad. Aunque hay Weihnachtskalender con bolsitas de té, con dulces, con citas y con todo tipo de pequeños regalos que la gente se estruja la cabeza por preparar. La verdad es que es una tradición bonita, a mí me han regalado este año un Kalender de huevos Kinder, así que cada día puedo abrir una ventana, sacar un huevo de chocolate, comérmelo y ver cuál es mi sorpresa del día... No es muy aconsejable para la línea, pero bueno, al fin y al cabo es navidad, no???

Todo esto está cambiando mi vida, por más que me he intentado defender de todas estas cosas, que no se puede ir a dos bandas, que al final se acaba mal... Pero mañana ya es el segundo domingo de adviento, y a pesar de que ha estado nevando toda la semana, he ido al mercadillo de navidad dos veces a pasar frío (estamos a un par de grados bajo cero, así, ya para disfrutar del "feeling" a todo trapo) y a beber Glühwein (el vino caliente con especias típico de estos tiempos, que viene muy bien a partir de una determinada temperatura...) para comprobar que todo el mundo está ya preocupado con los regalos para la Nochebuena. Les da igual que siga nevando, que los pies y las manos se les queden escarchados para el resto del año, que el viento y la humedad se les cuelen hasta los higadillos... ellos siguen en la calle como si no tuvieran casa, de tienda en tienda o en el mercadillo, comen una patata asada, un pescado frito o una salchicha con un panecillo o demás delicias de los puestos depié por el camino y dejándose los deditos en el intento. La verdad es que en esta época del año una no para de observar y maravillarse...

La semana que viene es San Nicolás, y la noche anterior, por si todo lo que ya os he contado fuera poco, los niños (que no han tenido suficiente chocolate hasta el momento) dejan sus zapatos en la ventana y el santo viene y les deja chucherías por la noche. Es un día en que todo el mundo, también los mayores, aprovecha para dejar una pequeña figura de chocolate (las hay de todos los tipos), si es posible con nocturnidad y siempre con alevosía, escondida en algún lugar donde la persona en cuestión la pueda encontrar y alegrarse de que S. Nicolás le ha dejado también algo por ser bueno... ni que decir tengo que evidentemente llevaré chocolatismos para mis peques, dejaré un par de elementos sorpresivos en las taquillas de mis colegas y estaré al tanto por si me encuentro alguna que otra sorpresilla a lo largo del día...

Qué mas os puedo contar del adviento? pues que le va poniendo a una nerviosa porque se acercan la navidad, las vacaciones, las cenitas y demás festejos (y en mi caso, el viaje a casa y el volver a estar "en mi salsa") y porque es un mundo de tentación y remordimientos, tanto chocolate por todas partes, madre madre madre... Hoy he comido una patata caliente, ayer un pescadito frito y me estoy librando a duras penas de hacer unas galletitas en casa!!! No sé en qué estado me veréis estas vacaciones, pero espero poder contenerme un poco para pasar todas las duras pruebas que me pone el destino en estos tiempos. Feliz adviento a todos :)

18/9/10

Hoy casi me muero

Hola assurdines!! no, no es que me haya caído por un precipicio ni que me hayan pegado ni nada de eso, no os asustéis. Ha sido un momento muy duro que ha resultado en... pero bueno, las historias assurdas se empiezan desde el principio:

pues estaba yo esta mañana de buen rollo y me he pensado que era un buen momento para volver a las andadas deportivas... he consultado los cursos de hoy en internet y mira tú, había clase de step a las 12... sin dudarlo ni un momento, me he preparado la mochilen en un periquete y me he dispuesto a salir de casa. Ya en la calle me he dado cuenta de que, entre otras cosas, se me había olvidado el móvil, pero bueno, de todas maneras en el deporte no lo iba a oir y tampoco es que tenga yo la vida telefónica de un jefe de Estado, así que...

He llegado, me he cambiado, he bajado bien armada con toalla y botellón de agua. Y me he encontrado con una profesora de step que no veas la caña que nos ha metido (hay que decir que toda chula y después de mucho tiempo sin pasarme, me he metido a step II, pq yo lo valgo) pero cuya cualidad más sobresaliente era estar... embarazada!!!!!! pero embarazadísima!!!!! y ahí la veías ni corta ni perezosa como bola del mundo dándonos mil vueltas a todos los demás (y digo todos, pq había dos tíos ahí con un saber estar dándolo todo), madre mía qué manera de saltar, subir, bajar, dar vueltas... y yo sin embarazo ni extras que no sean mis grasas acumuladas con amor todo este tiempo y con la lengua fuera.

Pero bueno, más o menos eso ha sido prueba superada. Me he subido al vestuario y con la escueta pero efectiva compañía de una toalla, el gel, el champú y la tarjetita con la que se entra, se sale, se cierran las taquillas, se pagan los extras, etc, es decir, LA tarjeta, he ido a ducharme. Después de la ducha y echando aún humo del jupe que nos había dado la Madre Naturaleza, me he dicho: "anda, vamos a relajarnos, por qué no!!" y me he metido en el saunismo mínimo que hay allí. Después de unos diez minutillos (que tampoco es plan de quedarse cual uva pasa) me he vuelto casi levitando de relajada que estaba hasta las taquillas, cuando ha empezado mi desgracia. Y claro, me he "desrelajao" inmediatamente.

Y es que al llegar a mi taquilla me la he encontrado abierta y, evidentemente como no podía ser de otra manera, mi mochila no estaba dentro. HORROR. Lo raro es que el abrigo y una sudadera aún seguían allí, pero se habían llevado todo lo demás, hasta la botella de agua medio vacía!!! eso me daba que pensar, pero claro, en esos momentos con el subidón de adrenalina que te entra empiezas a dar carreritas por todo el vestuario, a preguntar a todo el mundo, a hiperventilar... y te pones a pensar: a ver cómo voy yo a casa con la toalla, las chanclas y el abrigo por encima, llamo a un cerrajero con el móvil que no tengo, me identifico con el dni que me han robao y le convenzo de que me abra la puerta de la casa para la que no tengo llaves porque también se las han llevao... O llamo a S que está a dos horas en coche en casa de sus padres y le hago venir para que me recoja con el coche y me meta en casa a escondidas por la puerta de atrás, con el consiguiente buen humor que se le va a poner. O mismamente me quedo a vivir en el vestuario y me duermo metida en una taquilla hasta que alguien se digne a devolverme mis cosas, porque si no no salgo de allí...

Sumida en tan sombríos y atropellados pensamientos le he pedido a una de las chicas si por favor podía avisar a los encargados y ahí se ha personao a los 5 min uno de ellos. Le he explicado la situación en un alemán que dejaba bastante que desear (qué pasa, cuando una está al borde del ataque de nervios da igual la gramática en primer término, no?) y el muchacho, sorprendentemente tranquilo, va y me dice si le puedo decir el número de la taquilla. Yo le digo que sí, que era el 518, y me pide que le deje mi tarjeta, LA tarjeta, para comprobar una cosa en el pc. Yo se la doy, no sin antes informarle de a qué hora ha pasado todo, y él se va con la promesa de que la vamos a encontrar mientras yo me quedo en estado de shock con cara de assurda, con mi toallita y mis chanclas, esperando en el pasillo, a la vez que todas las muchachas que se están cambiando en ese momento comentan cómo está la vida y qué fuerte que me haya pasado eso.

En un momento dado vuelve el chaval, me da mi tarjeta y me dice, para mi asombro, que pruebe a abrir con esa tarjeta la taquilla de al lado. Vamos a ver, qué pasa, que tienen una taquilla de emergencia para estos casos y si te roban te puedes quedar lo que tiene dentro??? Pero yo sin rechistar y un poco como en un mundo paralelo me voy corriendo a la taquilla 520 y pruebo a abrirla y - oh milagro - hace "click" y se abre. Pero lo mejor es que dentro están alli mis zapatillas, mi ropa de hacer gimnasia, mi mochila e incluso la botella de agua a medio terminar!!!
MADRE MIA.

O sea, que he sido tan assurda, por no usar apelativos que no quisiera dejar publicados por escrito, de meter todas mis cosas en otra taquilla al cambiarme y no darme cuenta de que no era donde las había metido al principio... amos, que tiene narices. Después de darle las gracias cinco o seis veces al chaval, he tenido que contar la historia por todo el vestuario a las asombradas muchachas (yo con ganas ya de confesar que es que me medico y a veces no surte efecto, o algo así) y, lo que es mejor aún, salir con toda la entereza que he podido, una vez me había vestido, y pasar por donde están los chavales que se encargan de esto, entre ellos el que me había ayudado.

Pero bueno, después de todo, me intento centrar en las cosas positivas de este asunto, que son: 1. no me han robado nada ni he tenido que ir en pelouts por media ciudad ni tirar mi puerta abajo, y 2. no debe de ser la primera vez que pase esto, porque el chico no ha tenido que pensar ni un momento qué podía hacer y se ha puesto a comprobar en el pc qué taquilla había yo cerrado con mi tarjeta... o sea, que no soy yo la única loca en Bochum, no, que hay más...

1/9/10

Ha empezado el cole

Hola queridos lectores-sufridores de assurdismos. Pues sí, el cole ha empezado y da la casualidad de que me ha tocado ser tutora de una clase. Lo bueno del tema es que por clase hay normalmente 2 tutores, con lo cual tengo una compañera para no tener que sufrir en silencio lo petardos que son los chavales en según qué situaciones... si no, no me habrían podido liar para esta historia, creo.

El caso es que el cole ya está aquí, con todos sus niños, entre ellos los míos. Para empezar, la lista de alumnos es de lo más variopinta, ya que la mitad de mis chavales son extranjeros, es decir, no alemanes. Y no, no hay ningún español, si no habría sido la risa... pero el problema es que la mitad de los nombres no los sé pronunciar. Aparte de nombres turcos como Büsra, o árabes como Mohammed, que ya son del todo conocidos, tenemos por ejemplo a una Rabia (algo habladora pero bastante tranquila), un Atakan (que va haciendo sus pinitos en honor a su nombre), un Milan Geronymo (toma ya), una Zara (como la tienda), un Rohed, una Argjenta, UN Astrit (que yo lo había escrito en el libro de clase como chica, menos mal que en previsión de tales sorpresas lo hice de momento con lápiz), un Jerome y un Ayman. Otros nombres curiosos son un Justus (jijijiji) y un Marco Matthias Manfred (todos los nombres para él, debe ser para compensar).

Luego llegan el primer día y es un primor: todos calladíiiitos, cuidadositos, sin ningún tipo de problema... acojonaos. Llegan algunos con 10 años y se encuentran un mega colegio de más de mil alumnos, 5 edificios, 2 secretarías, 100 profesores... y flipan. Tan chiquitines, sin conocerse ni conocer a nadie... un gustazo para el profesor (aunque a mí ya me estaban dando pena y me pudo la compasión, y yo venga a decirles: "esto lo habéis hecho muy bien", "hay que ver qué clase más maja me ha tocado...", etc, para darles un poco de ánimos...). Bueno, un gustazo, una vez pasado el momento inicial de pánico y terror que tuvimos el primer día nada más llegar:

Normalmente, la primera semana es un caos ya de por sí. El lunes ya se confundieron con los horarios de los mayores y a mi clase no apareció ni el Tato. Pero eso es normal, dentro de lo que cabe. Ya el mismo lunes, que aún no estaban los peques, y con previsión organizadora puramente germánica habíamos dejado mi compi y yo en la mesa del profesor, cerradas bajo llave, un webo de cosas que habíamos comprado para la clase de hoy, ya que teníamos con ellos 2 horas seguidas (además de grapadora, papel de celo, eddings y papel de colores para manualidades, el libro de la clase y, además, 30 cuadernos que íbamos a regalarles con cosas escritas POR MÌ 30 veces seguidas). Lo que no fue normal fue cuando el martes llegamos con los peques a su nueva clase en fila de a dos, se sientan, abrimos los cajones de la mesa del profe (que recuerdo estaban cerrados con llave), y todo, TODO, había desaparecido. Repito: estoy encerrada en una clase con 27 niños nuevos acojonaos y no tengo NADA para hacer con ellos lo que tenía preparado... Tras breves segundos de pánico total profesoril, se nos ocurrió empezar con la lista de los niños, las formalidades y eso, mientras venía alguien que me pudiera ayudar a buscar... y al final aparecieron todas nuestras cosas en otra clase del mismo pasillo. Creo que tenemos fantasmas.

Hoy ya ha sido un día donde los chavales podían salir a jugar en las pausas, donde han estado desde la primera hasta la sexta horas juntos, donde hemos hecho jueguecillos para que se conozcan y vayan perdiendo el miedo... y vaya si lo han perdido!!!!! han empezado los inquietos, los habladores, los frescos y los chungos. O mejor dicho, el chungo. Tenemos un chaval que tiene que tener tratamiento médico porque tiene una enfermedad de falta de concentración y además reacciona agresivamente... ha amenazado a sus compis con las tijeras, a mí no quería hacerme caso, y mientras los demás provocándole, para colmo de alegrías... al final la situación se ha resuelto un poco con empleo de todas las técnicas profesoriles a mi alcance (entre ellas, llamar a la "Rottenmeyer" del cole, la encargada de los peques, que me ha echado un cable) y estoy "en tensión" de ver qué toca mañana... De momento, hoy ya hemos llamado a 3 padres para meter un poco de caña a los peores, a ver qué tal...

Os dejo, espero poderos seguir informando sin que me dé un ataque de nervios antes de tiempo, jejejeje. Un besote a todos.

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